“De amor, nadie muere, ¡pero cómo duele!”
¿De dónde surge este término? Bueno, surge de la dependencia emocional.

La dependencia emocional es una vinculación afectiva excesiva que se forma hacia otra persona ya sea por la necesidad de afecto que se carece o incluso por evitar los sentimientos de soledad. Es importante saber que esto surge, la mayoría de veces, en las relaciones amorosas o como suelo llamarlo “enredos amorosos” y talvez se preguntarán por qué lo llamo así y la respuesta es un tanto obvia y compleja a la vez. Cuando buscamos establecer un vínculo con una persona que nos gusta, generalmente esto comienza desde la atracción que podemos tener hacia la misma de manera física, mental o emocional. Después, podemos empezar a buscar maneras de que la otra persona también sienta atracción de manera recíproca o que simplemente se interese.
Ahora, no es casualidad que nos atraigan personas que cumplan con ciertos “requisitos” o “estándares”, si bien esto puede ser natural por los diferentes gustos que puede tener una persona, también puede darse porque inconscientemente buscamos que esa persona pueda satisfacer las necesidades que en algún momento de la vida no fueron atendidas o satisfechas y las principales son el amor, el interés, la comprensión y la comunicación.
Partiendo de estas necesidades, se puede entablar una relación con una persona donde, al principio, puede predominar la felicidad y una excesiva producción de dopamina (hormona del placer) y, a medida que se sigan conociendo, la confianza va a ir creciendo en la relación. En este sentido, la comunicación de la pareja será clave para que se forme una relación funcional y no termine en una relación tóxica con estos enredos amorosos lo cual también dependerá de la estabilidad emocional y psicológica de cada uno para que la relación pueda funcionar.
Pero, ¿qué sucede cuando la relación no es funcional y surgen estos enredos amorosos por la dependencia emocional?

Pues, pueden empezar a darse aquellas relaciones tóxicas en las que la pareja se vuelve el centro de la vida y empiezas a dejar tus hobbies, intereses, actividades y te empiezas a aislar de tu círculo social y de tu red de apoyo para pasar con tu pareja, porque aparentemente solo importa esa persona y nadie más. Por otro lado, también pueden darse relaciones toxicas en las que surgen peleas sin solución, reclamos constantes, desvalorizaciones, invalidación emocional de una persona a la otra o viceversa. También, en casos más graves, puede haber manipulación, en la que la persona te empieza a culpar por todo y quiere tener la razón, además, siempre tiene justificación para todo (incluyendo infidelidades), te empieza a hacer dudar de tus decisiones y de igual manera te aleja de tu familia y amigos.
Alguno/as pensarán:
“Si llego a tener una pareja así, termino la relación.”
“Yo tuve una pareja así y me costo mucho alejarme.”
“Estoy pasando por esto y no sé cómo salir.”

Sin embargo, es importante resaltar que todas estas características que menciono son alertas graves o “red flags” que, para la persona que está pasando por esto, es muy difícil identificar o tomar conciencia de ello. Esto se da porque la persona que desarrolla esta dependencia emocional se ciega y tiene la idea de que: “esa persona me ama y está ahí para mí, el/ella me entiende completamente y no voy a encontrar a alguien igual”. Por ello, este concepto que se tiene tan instaurado hace que, inconscientemente, generemos pensamientos desadaptativos y nos aferremos a ese “amor” haciendo que se vuelva muy difícil de soltar o poder superar a esta persona ya que creemos que podría llegar a cambiar, que la persona o la situación sea como nosotros queremos que sea o sencillamente hacemos que nuestro mundo gire en torno a esta persona.
Sin embargo, la dependencia emocional: no es amor.

El amor es algo reciproco, donde hay buena comunicación, apoyo, confianza y donde ambas personas se involucran y son capaces de hablar acerca de lo que les gusta o disgusta del otro. También, es llegar a acuerdos, saliendo de la monotonía y observando y aceptando a la persona como es en verdad. Mientras que la dependencia emocional lleva a idealizar a la persona y a la relación poniéndola en un pedestal en el que te pierdes a ti mismo/a y lo cual desemboca en una autoestima baja, en la falta de confianza en uno/a mismo/a, en el miedo a la soledad y a no ser valorado/a otra vez. Esto puede crear un rechazo en uno mismo/a en el que reprimes quien eres en verdad, tus opiniones, gustos y emociones por el miedo profundo a perder a esa persona y quedar en la soledad y lo mas curioso de todo es que, pese a que nos sintamos así, aún estamos pensando en la otra persona, porque estamos evadiendo los momentos malos que pasamos con aquella persona y preferimos recordar solo lo “bueno” o solo el principio de la relación. Así que como un pequeño cierre a este abrebocas de este tema muy interesante es:

"Permítete sentir todas tus emociones, no las inhibas, has que tu opinión siempre se escuche y, si no te sientes bien con esa persona sal de ahí, conversa con alguien de confianza para ti y si lo necesitas busca ayuda profesional para que vuelvas a tener el control de tu vida y te vuelvas a aceptar y a empoderar de ti mismo/a y de tu vida. No le tengas miedo a la soledad, a enfrentarte a ti mismo/a ya que cuando lo haces sanas esos vacíos interiores. Atrévete a mirarte en el espejo y a ver tu propia belleza, a idealizarte a ti mismo/a, a conocerte y aceptarte tal y como eres ya que solo por el hecho de que hayas nacido en este mundo, ya eres más especial de lo que alguna vez imaginaste. Es difícil, pero no imposible todo depende en el cambio que tu estás decidido/a a tener, recuerda que eres valiente, inteligente y muy capaz de salir de esto”.
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